Guayaquil, (SCAG).- Desde el pasado 8 de septiembre hasta el 15 de septiembre de 2024 se vivirá en Ecuador el “Año de la Eucaristía”, como preparación del 53º Congreso Eucarístico Internacional “Fraternidad para sanar el mundo” que se realizará el próximo año en Quito y contará con la presencia del Sumo Pontífice en el país.
El inicio de esta celebración se realizó en Quito con la presentación del Documento Base que dará fundamento teológico, pastoral y misionero al 53° Congreso Eucarístico Internacional (IEC 2024); y su culminación será el 15 de septiembre de 2024, con la “Statio orbis” del Congreso Eucarístico Internacional (Misa de clausura), la cual se prevé sea presidida por el Papa Francisco.
Para profundizar en lo que significará este evento para la Iglesia Católica; representantes de 34 países arribaron a Quito para participar de la Asamblea Plenaria del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, la cual está presidida por Mons. Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
“Nuestro mundo herido por tantas situaciones que aquejan su paz y su armonía, está necesitado de esta fraternidad como la mejor manera de sanar todas estas experiencias de dolor y desesperanza”, explica Mons. Alfredo Espinoza, arzobispo de Quito, sobre la importancia de vivir el “Año de la Eucaristía”.
El Congreso Eucarístico Internacional “Fraternidad para sanar el mundo” es la mayor reunión de la Iglesia Católica para reflexionar sobre la importancia de la Eucaristía en la evangelización y la renovación de la fe en el mundo. El Evangeliario, símbolo del IEC 2024, fue entronizado durante la Santa Misa de inauguración de la Asamblea Plenaria y empezará su recorrido por el Ecuador en la Diócesis de Tulcán.
Guayaquil, (DCAG).- El P. Óscar Uribe Cuartas cumplió 50 años de sacerdocio. Fue ordenado el 28 de agosto de 1971 en Medellín (Colombia). Durante su ministerio ha trabajado como párroco y formador en Colombia y en Ecuador, siendo parte del Seminario Mayor de Guayaquil. Actualmente es responsable de la parroquia La Eucaristía en Cerecita.
Su vocación nació a temprana edad, siendo su Bautismo el sacramento que inició no solo su vida como cristiano, sino como un llamado al servicio de Dios. Su familia fue otro pilar fundamental en su crecimiento espiritual y es por eso que siempre aconseja a los padres despertar y fomentar la fe en los niños.
Para el padre Óscar Uribe, su ministerio es un regalo. “Celebrar 50 años de vida sacerdotal es una ocasión para darle gracias a Dios por todos los dones que estos años he recibido de él. La vocación es un don de Dios y desde pequeño infundió en mi corazón el don de la vocación sacerdotal”, explicó.
Su vida como sacerdote inició como ayudante en la Diócesis de Sonsón – Ríonegro en Colombia, luego sería nombrado formador en el seminario Cristo Sacerdote. En 1979 llegó a Guayaquil con la misión de participar en el proceso formativo de los próximos sacerdotes del Seminario Mayor de Guayaquil hasta 1999. Después se le encomendaría la parroquia Niña María en el norte de la ciudad y desde 2014 está encargado de la parroquia La Eucaristía en Cerecita.
Para él “ser sacerdote es ser otro Cristo, reproducir la vida del Señor en el mundo, tener el gran don de Dios de poner a las personas en unión con él” y recuerda que cuando realizaba visitas a la cárcel mientras se encontraba en Colombia, muchos de los presos se acercaban para reconciliarse con Dios por medio de los sacramentos, a pesar de los errores cometidos.
“Todos hemos sido enviados con la vocación del amor y la vivimos como esposos en la vida matrimonial, en la vida sacerdotal o religiosa. Los padres deben avivar la fe de sus hijos, cumpliendo con el compromiso que hicieron cuando llevaron a bautizar a sus hijos pues como sacerdotes nos damos cuenta de habernos criado en hogares que nos formaron en la fe”, finalizó.
Guayaquil (DCAG).- Este sábado 4 de agosto, la comunidad católica de Guayaquil celebrará la ordenación diaconal del seminarista Christian Ledergerber y la ordenación sacerdotal del diácono Luis Palacios, en la Catedral Metropolitana de Guayaquil.
En una entrevista realizada por Radio Santiago 540 AM, ambos comentaron acerca de su vocación y cómo llevan a cabo su vida religiosa. El seminarista Christian Ledergerber comentó que la idea del sacerdocio surgió en él de manera inesperada, cuando sintió que debía responderle al señor a modo de agradecimiento, por todas las oportunidades que había recibido a lo largo de su vida.
Aprovechó también la oportunidad para explicar acerca de la labor diaconal, argumentando que es una etapa en su vocación, puesto que el diácono deberá convertirse después en sacerdote.
Por otro lado, también se entrevistó a Luis Palacios, quien ahora es diácono y está por convertirse en sacerdote. Él dijo que su amor y necesidad de servir a Dios surgió cuando entró en la universidad y conoció personas muy felices, por lo que comenzó a buscar ser como ellos. Dejó sus estudios de ingeniería civil para poder entrar al seminario, junto al apoyo incondicional de su familia nuclear.
Se ordenó como diácono en la Universidad de Navarra, en Pamplona, España, mientras completaba sus estudios de Teología. Actualmente se encuentra realizando un máster en Filosofía, por lo que luego de su ordenación sacerdotal regresará a Pamplona. Al concluir sus estudios espera poder volver a servir a la Arquidiócesis de Guayaquil.
Las ordenaciones serán este sábado y se transmitirán en vivo por Radio Santiago
Guayaquil, (DCAG).- Desde este 19 de febrero, llega a las salas de cine de Ecuador el documental “Hospitalarios, las Manos de la Virgen" que relata los testimonios de peregrinos y voluntarios que han visitado el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, ubicado en Francia. La cinta también busca celebrar la 29° Jornada Mundial del Enfermo, de la cual la advocación mariana es patrona.
Victoriano Rubio, guionista y editor de la cinta, explicó que “el documental busca transmitir el testimonio de vida de las personas que cada año peregrinan desde España hasta el Santuario de Lourdes; quienes sirven como voluntarios en la fraternidad ‘Hospitalarios de Lourdes’ y que ayudan a los miles de enfermos que llegan a pedir la intercesión de la Virgen en un milagro”.
El documental es una producción de Gospa Arts, Bosco Films y la Fundación Cari Filii que inició en 2015, bajo la iniciativa y dirección del periodista español Jesús García Colomer (reconocido por sus documentales acerca de las apariciones de la Virgen María).
“Cuando inició el rodaje, yo estaba alejado de Dios, y aunque ya había visitado el santuario antes, esa primera visita por el rodaje fue una experiencia que me hizo reflexionar sobre mi fe. Cada visita a Lourdes es un regalo de la Virgen”, comentó Rubio sobre su participación en el filme.
La producción documental se estrenó en España a mediados de 2019, y desde el 11 de febrero se estrenó en países de Hispanoamérica. En Ecuador, la cinta será proyectada en las salas de Cinemark desde el viernes 19 de febrero, bajo las respectivas medidas de bioseguridad. El tráiler del filme puede ser visualizado en el siguiente enlace.
Ciudad del Vaticano (VN). - En su discurso de apertura el Pontífice destacó que el Sínodo que estamos viviendo “es un tiempo para compartir”, e invitó a todos a hablar con valentía y humildad, "integrando libertad, verdad y caridad"; porque- dijo- “sólo el diálogo puede hacernos crecer como Iglesia y construir un futuro lleno de esperanza".
El miércoles 3 de octubre el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la plaza de San Pedro con la que inauguró la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, dedicado al tema de Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional; en la que dio una cálida bienvenida a los dos obispos de China Continental que "por primera vez pueden participar en un Sínodo”; manifestando además su profundo deseo de que “este nuevo encuentro eclesial pueda ser capaz de ensanchar horizontes, dilatar el corazón y transformar aquellas estructuras que hoy nos paralizan, nos separan y nos alejan de nuestros jóvenes, dejándolos a la intemperie y huérfanos de una comunidad de fe que los sostenga, de un horizonte de sentido y de vida (cfr. Exhortación a los Apóstoles Evangelii Gaudium, 49)".
Por la tarde, en torno a las 16:30 hora local de Roma, tuvo lugar en el Aula del Sínodo del Vaticano, la oración inicial y saludo del Papa con la que se abre oficialmente este encuentro sinodal que durará hasta el 28 de octubre.
Los jóvenes animan a las Iglesias del mundo
El Pontífice inició su discurso agradeciendo la presencia de los jóvenes “cuya fuerza emana positividad y entusiasmo, capaz de invadir y animar no sólo esta sala, sino a toda la Iglesia y al mundo entero”; a la vez que mostró su gratitud con todas las personas “que a lo largo de dos años de preparación -aquí en la Iglesia de Roma y en todas las Iglesias del mundo- han trabajado con dedicación y pasión para llevarnos a este momento”.
Diálogo libre también en las Redes Sociales
Asimismo, el Papa dedicó un pensamiento especial a los jóvenes que participan en el Sínodo conectados a través de las Redes Sociales y las nuevas formas de tecnología que permiten, de un modo u otro, “expresar sus voces”, ya que – dijo Francisco- “vale la pena sentirse parte de la Iglesia o entrar en diálogo con ella; vale la pena tener a la Iglesia como madre, como maestra, como hogar, como familia, que a pesar de las debilidades y dificultades humanas, es capaz de resplandecer y transmitir el mensaje eterno de Cristo”.
Por otra parte, el Obispo de Roma destacó que el Sínodo que estamos viviendo “es un tiempo para compartir”, por ello invitó a todos a hablar con valentía y parresia, es decir, integrando libertad, verdad y caridad; porque- dijo- “sólo el diálogo puede hacernos crecer como Iglesia, puesto que la crítica honesta y transparente es constructiva y ayuda, mientras que la charla inútil, los rumores, las inferencias o los prejuicios no lo son”.
Valentía para hablar y humildad para escuchar
Igualmente, el Santo Padre señaló que la valentía para hablar debe ir acompañada de la humildad de escuchar:
“El Sínodo debe ser un ejercicio de diálogo, sobre todo entre los que participan en él. Y el primer resultado de este diálogo es que cada uno se abre a lo nuevo, a cambiar de opinión gracias a lo que ha escuchado de los demás”, añadió Francisco subrayando que sentirnos libres para acoger y comprender a los demás, y así cambiar nuestras creencias y posiciones; “es un signo de gran madurez humana y espiritual”.
“Vale la pena sentirse parte de la Iglesia o entrar en diálogo con ella; vale la pena tener a la Iglesia como madre, como maestra, como hogar, como familia, que, a pesar de las debilidades y dificultades humanas, es capaz de resplandecer y transmitir el mensaje eterno de Cristo”
El Papa también reflexionó sobre el Sínodo como un “ejercicio eclesial de discernimiento”.
“La apertura en el hablar y la apertura en la escucha son fundamentales para que el Sínodo sea un proceso de discernimiento”, dijo el Sucesor de Pedro, asegurando que el discernimiento “no es un eslogan publicitario, no es una técnica organizativa, ni una moda de este pontificado, sino una actitud interior enraizada en un acto de fe”.
Discernir en el corazón reflexionando en silencio
Al respecto, Francisco resaltó que el discernimiento es el método y al mismo tiempo el objetivo que nos fijamos: “se basa en la convicción de que Dios actúa en la historia del mundo, en los acontecimientos de la vida, en las personas que encuentro y que me hablan. Por eso estamos llamados a escuchar lo que el Espíritu nos sugiere, de maneras y en direcciones que a menudo son impredecibles”.
“El discernimiento no es un eslogan publicitario, no es una técnica organizativa, ni una moda de este pontificado, sino una actitud interior enraizada en un acto de fe”
En este contexto, teniendo en cuenta que el ejercicio de discernir necesita de “espacio y de tiempo”, el Papa dispuso que, durante los debates, en el Pleno y en los Grupos, cada cinco intervenciones se guarden algunos minutos de silencio “para que todos puedan prestar atención a las resonancias que las cosas que escuchan provocan en sus corazones, profundizar y captar lo que más les llama la atención. Esta atención a la interioridad es la clave para realizar el camino del reconocimiento, la interpretación y la elección”, añadió.
Una Iglesia en camino que escucha
En referencia “a ser signo de una Iglesia en camino que escucha”, el Pontífice recuerda que la actitud de escucha no puede limitarse a las palabras que se intercambiarán en el trabajo sinodal.
“ Cada cinco intervenciones se guardarán algunos minutos de silencio para que todos puedan prestar atención a las resonancias que las cosas que escuchan provocan en sus corazones ”
“El camino de preparación para este momento ha puesto de relieve una Iglesia que está obligada a escuchar también a los jóvenes, que a menudo sienten que la Iglesia no comprende su originalidad y, por tanto, no los acepta por lo que realmente son, y a veces incluso los rechaza. Este Sínodo tiene la oportunidad, la tarea y el deber de ser un signo de la Iglesia que escucha realmente, que se deja interpelar por las peticiones de aquellos que salen a su encuentro, aunque no siempre tenga una respuesta preparada”.
“Una Iglesia que no escucha está cerrada a la novedad, cerrada a las sorpresas de Dios, y no será creíble, sobre todo para los jóvenes, que inevitablemente se alejarán en lugar de acercarse”, afirmó.
Salgamos de los prejuicios y estereotipos
Asimismo, el Papa indicó que un primer paso en la dirección de la escucha es “liberar nuestras mentes y nuestros corazones de prejuicios y estereotipos”.
“Este Sínodo tiene la oportunidad, la tarea y el deber de ser un signo de la Iglesia que escucha realmente, que se deja interpelar por las peticiones de quienes salen a su encuentro, aunque no siempre tenga una respuesta preparada”
“Los jóvenes están tentados de considerar a los adultos anticuados; los adultos están tentados de sentir que los jóvenes no tienen experiencia de saber cómo son y, sobre todo, de cómo deben ser y comportarse. Esto puede ser un obstáculo importante para el diálogo y los encuentros intergeneracionales”, advirtió el Obispo de Roma, explicando que “descuidar el tesoro de experiencias que cada generación hereda y transmite a la otra, es un acto de autodestrucción”.
Por lo tanto, es necesario- observó Francisco- por una parte, superar decididamente la plaga del clericalismo.
“Una Iglesia que no escucha está cerrada a la novedad, cerrada a las sorpresas de Dios, y no será creíble, sobre todo para los jóvenes, que inevitablemente se alejarán en lugar de acercarse”
“De hecho, escuchar y salir de los estereotipos es también un poderoso antídoto contra el riesgo del clericalismo, el cual es una perversión y es la raíz de muchos males en la Iglesia", dijo el Pontífice, poniendo en guardia también sobre el peligro del virus de la autosuficiencia, que afecta a algunos jóvenes llevándolos a tomasr decisiones precipitadas, ya que- expresó Francisco- “la acumulación de la experiencia humana a lo largo de la historia es el tesoro más preciado y fiable que las generaciones heredan unas de otras. Sin olvidar nunca la revelación divina, que ilumina y da sentido a la historia y a nuestra existencia”.
“Los jóvenes están tentados de considerar a los adultos anticuados; los adultos están tentados de sentir que los jóvenes no tienen experiencia de saber cómo son y, sobre todo, de cómo deben ser y comportarse. Esto puede ser un obstáculo importante para el diálogo y los encuentros intergeneracionales”
Un futuro lleno de esperanza sin excluir a nadie
El Papa concluyó invitando "a intentar transitar el futuro y a sacar de este Sínodo no sólo un documento -generalmente leído por unos pocos y criticado por muchos-, sino sobre todo propuestas pastorales concretas, capaces de cumplir la tarea del propio Sínodo, es decir, la de hacer brotar los sueños, de suscitar profecías y visiones, hacer florecer la esperanza, cerrar heridas, y despertar un amanecer de esperanza que devuelva la fuerza a las manos e inspire a los jóvenes -a todos los jóvenes, sin excluir a nadie- la visión de un futuro lleno de la alegría del Evangelio".