El Paráclito

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Jesús se despide de sus discípulos y ellos se quedan tristes y acobardados. ¿A quién acudirán cuando ya no esté con ellos y quién los defenderá?

Jesús les anima y les promete al Paráclito, el Defensor o el Espíritu Santo, para que les enseñe y les recuerde permanentemente su mensaje.

Enseñar

El Espíritu Santo es el Maestro interior que nos ilumina para comprender mejor el mensaje de Jesús, nos educa en su nuevo estilo de vida, donde prima la unidad, el amor, el perdón y el respeto a los demás, como también a transmitirlo en cada circunstancia. ¿Nos dejamos guiar por el Espíritu Santo en nuestros pensamientos, deseos, sentimientos y acciones?

Recordar

Jesús desea que el proyecto del Reino de Dios, del que tanto ha hablado, permanezca vivo en la memoria de sus discípulos. Él sabe que la memoria está íntimamente unida al amor; por ello les dice: “si me aman, guardarán mi Palabra”. El olvido de alguien de algo, de hecho, es un signo de desamor. Después de más de veinte siglos, ¿amamos a Jesús y guardamos su Palabra en el corazón? o ¿pretendemos manipularla según nuestros intereses e incluso olvidarla?

Que el Espíritu Santo nos enseñe y recuerde la Palabra de Jesús para que la llevemos siempre en nuestros corazones.

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