El relato de la actuación de Zaqueo responde a la pregunta que no pocas veces nos hacemos: ¿Puedo cambiar aún; acaso, no es demasiado tarde para hacerlo?
Zaqueo es jefe de los publicanos y muy rico. En su tierra de Jericó saben que es un pecador, un hombre que sirve al dinero y no a Dios. Una vida perdida en las cosas de este mundo e insensible ante los demás.
Zaqueo, sin embargo, “busca ver a Jesús”. No es por curiosidad, para saber quién es este profeta que tanto atrae a la gente. No le es fácil, pero este deseo le cambia la vida. Para ello supera algunos obstáculos: su pequeña estatura y los prejuicios sociales. Nada lo detiene. Se sube a un árbol sin pensar en su “dignidad”. Solo quiere ver a Jesús.
Lo sorprendente es que también Jesús lo estaba buscando. Lo mira y le dice que quiere hospedarse en su casa. Lo recibe con alegría y el cambio no se hace esperar: restituye a los que ha perjudicado y se solidariza con los pobres. Ya no piensa solo en el dinero, sino en las personas que lo rodean.
Jesús pasa muchas veces por nuestras vidas porque quiere salvar lo que estamos echando a perder por instalarnos y renunciar a vivir con más calidad. El encuentro con Jesús nos da una vida más humana, más justa y solidaria. No lo dejemos escapar.
