Guayaquil, (DCAG).- Donald Raymond, sobreviviente al terremoto de Haití, nació hace 31 años en el seno de una familia católica. Sus padres siempre lo formaron en la fe, inculcándole ese amor hacia la Eucaristía durante su niñez y adolescencia. Siempre llevó una vida activa en la Iglesia, pero jamás pensó en ser sacerdote. Como todo joven tenía un sueño y el de él era llegar a ser un periodista muy reconocido, motivo por el que más tarde entró a la universidad logrando obtener su título en Comunicación Social.
Ejerció su profesión muy poco tiempo, ganando experiencia en radio y televisión, pero sentía que su trabajo no lo llenaba. Incentivado por la pasión que siempre tuvo por educar, decidió trabajar dando clases de lenguaje en escuelas y colegios. Su párroco, siempre notó en él esa vocación a servir. Es por eso que en el 2009 lo invita a que haga una experiencia en el seminario mayor por tres días, algo que no le atrajo, convenciéndose de que el sacerdocio no era para él.
En el 2010, Haití sufre un devastador terremoto, y fue uno de los momentos claves en su vida, ya que es entonces cuando se cuestiona que es lo que el Señor quería para él. Recuerda siempre aquel episodio en el que casi pierde la vida. Salía de una capacitación cuando todo empezó a temblar. Luego de ver que casi todo estaba derrumbado, no podía creer que no le hubiera pasado nada a él mientras muchos de sus compañeros habían fallecido. Es ahí donde empieza a meditar el porqué de su vida, sólo pensaba en que él no había hecho nada para que Dios le haya conservado la vida.
Ese mismo año recibe una beca de la Universidad Central de Quito. Fue así como llega a Ecuador para empezar sus estudios en Ciencias de la Educación. Pese a estar alejado de su cultura y de su familia, nunca perdió la buena costumbre de ir a Misa todos los días. Es así que, meses después, se encuentra con una hermana misionera que lo invita a pertenecer a su comunidad, dejando a un lado sus estudios para responder al llamado que Dios le había hecho.
Después de un año de experiencia y de involucrarse más con la Iglesia, conoce a Monseñor Julio Terán. Era la primera vez que estaba tan cerca de un obispo y fue él quien viendo sus cualidades y luego de guiarlo espiritualmente lo envía a Guayaquil para que haga una experiencia en el seminario por tres días. Esta vez convencido de querer recibir a Dios en su vida, entró para quedarse.
Actualmente es Diácono y está encargado de la parroquia Santa Rosa de Lima, en la isla Trinitaria. Afirma que “Dios no llama a los perfectos, Dios llama a los débiles, a los olvidados, para así poder demostrar al mundo que Él va a hacer una obra grande”.
Luego de pasar un año de vivencias y experiencias en dos parroquias, recibirá el Sacramento del Orden este sábado a las 11h00 en la Catedral Metropolitana de Guayaquil, en las vísperas de la fiesta de Jesús el Buen Pastor.
Guayaquil, (DCAG).- El grupo Estudiantes por la Vida lanzó la campaña “Dona tus equipos usados para que nadie se quede atrás”, una iniciativa para recaudar equipos tecnológicos usados que ayuden a continuar los estudios a niños y jóvenes de escasos recursos.
La nueva modalidad de enseñanza virtual ha generado la necesidad de que cada alumno cuente con un dispositivo electrónico que permita acceder a las diferentes plataformas usadas por el sistema de educación, pero muchos alumnos terminan en deserción escolar debido a la ausencia del equipamiento tecnológico necesario para llevar a cabo su proceso educativo.
La directora del movimiento, Melissa Torres comentó: “Estamos buscando herramientas tecnológicas que muchas veces tenemos en casa sin darles uso, para que gracias a ellas muchos niños y jóvenes puedan seguir estudiando, ya que consideramos a la educación como una base que ayudará a las personas que en el futuro van a cambiar el mundo”.
Estudiantes por la vida Ec agrupa a colegiales y universitarios, inició en febrero de 2019 y su objetivo es la difusión de la cultura de la vida, el amor y respeto de la dignidad humana desde el momento de su concepción hasta su muerte natural.
Torres explica que han venido realizando diferentes acciones de voluntariado como entrega de kits para niños recién nacidos y programas de formación de jóvenes para la defensa de la vida.
Si usted desea donar un aparato tecnológico o prestar sus conocimientos en servicio de redes, puede comunicarse a los teléfonos 0981197833 – 0961739666.
Guayaquil, (DCAG).- Como parte de sus actividades pastorales, el pasado 8 de enero Obras Misionales Pontificias Guayaquil (OMP) realizó la jornada virtual arquidiocesana con los miembros de la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) para conmemorar su día internacional.
El encuentro inició con la bendición del director de OMP, el P. William Jácome; quien se dirigió a los niños, a los animadores de la IAM y a los padres de familia, recordándoles la importancia de su labor como misioneros, reflejada en el lema de este año: “Dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada”.
La conducción de la jornada estuvo a cargo de Marcelo Benavides, encargado de la IAM, quien explicó que además de celebrar el día internacional de la Infancia Misionera (6 de enero), también es una oportunidad para superar las adversidades como la pandemia y animar a los niños a continuar con la labor misionera que tienen como miembros de la Iglesia.
Los miembros de la IAM de las parroquias San Vicente de Paúl y San Jerónimo de Chongón se hicieron cargo de realizar las dinámicas, concursos, manualidades y la música en el encuentro, donde también hubo momentos de oración y reflexión. Se prevé la realización de encuentros presenciales para jóvenes, según lo permita la situación sanitaria del país.
Guayaquil, (DCAG).- La noche del pasado 15 de noviembre, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) confirmó el fallecimiento del Cardenal Raúl Eduardo Vela Chiriboga a sus 86 años de edad, quien entre 1972 y 1975 se desempeñó como Obispo Auxiliar de Guayaquil. El funeral del difunto Arzobispo se llevó a cabo el martes 17 de noviembre a las 10h00 en la Catedral Metropolitana de Quito.
Mons. Luis Cabrera, Presidente de la CEE, afirmó que “si bien la ausencia física de una persona tan querida, como nuestro Cardenal Raúl Vela Chiriboga, nos deja un vacío o una sensación de soledad, también se gana un nuevo testimonio de amor a la vida y a su ministerio; cuyo ejemplo, palabra serena y cálida seguirán resonando en nuestros corazones”.
El Cardenal ecuatoriano nació el 1 de enero de 1934 en Riobamba. Estudió en el seminario mayor de Quito y fue ordenado como sacerdote en 1957. Colaboró en la pastoral para los indígenas y fundó la escuela de Fátima para la educación de los jóvenes. También se desempeñó como secretario general de la CEE.
El 20 de abril de 1972 se lo nombró obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guayaquil hasta que en 1975 se convirtió en obispo de Azogues. Participó como delegado del Ecuador en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de 1981 a 1988 fue miembro de CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano).
“Se preparó, en estas últimas semanas, para este encuentro definitivo con el Señor de la Vida. Soy testigo de ello. Confió en Dios, a quien amó y predicó durante los 63 años de su vida sacerdotal y 48 de vida episcopal. Ecuador pierde a un pastor bueno, sencillo y humilde, entregado plenamente a la misión, de un gran corazón pastoral y de una cercanía manifestada en muchos signos y detalles pequeños”, rememoró Mons. Alfredo Espinoza, Arzobispo de Quito.
Participó en el Sínodo de los Obispos sobre la vida consagrada en Roma en 1994. Fue elegido presidente de la fundación "Misas para los sacerdotes de Ecuador" en el año 2000. San Juan Pablo II lo nombró como Arzobispo de Quito en 2003, donde se encargó de la formación de los sacerdotes, hasta que en 2010 renunció a su cargo, año donde el Papa Benedicto XVI lo creó cardenal, convirtiéndose en el quinto ecuatoriano en recibir ese título, también participó del Cónclave que eligió al Papa Francisco.