Descubrió su vocación sacerdotal frente al Altar

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Guayaquil, (DCAG).- Jimmy Jovanny Vaccaro Cedillo nació en Guayaquil hace 25 años. Criado en una familia católica, asistía a Misa y a la adoración del Santísimo Sacramento semanalmente. A los 8 años sintió el llamado del Señor, mientras recibía la catequesis. A pesar de un problema de lenguaje que lo aquejó en su niñez pudo convertirse en un participante activo de las actividades de su parroquia.

A los cuatro años participó en el grupo infantil “Hermanos de Cristo». En su etapa de catequesis destaca a sus profesores, a quienes los recuerda con cariño por su manera didáctica de enseñar la palabra de Dios. “Fue un 22 de noviembre de 2003 a las 16h00. Dos semanas antes de recibir mi Primera Comunión, la catequista decía ‘vamos a rezar por este don que van a recibir’. Me arrodillé con mi mejor amigo del lado izquierdo y vi el Altar y el ambón. Sentí algo que no podía definirlo y al terminar le pregunté a mi amigo ¿había que hacer algo?, a lo que él me respondió que ya lo habíamos hecho todo. Volví a mirar y sentí lo mismo; pero lo dejé pasar».

Durante su infancia y parte de su adolescencia sufrió de un problema de dicción. Su madre lo llevó a terapia de lenguaje, sin muchos resultados. En las reuniones del grupo “Jóvenes para Cristo» era el encargado de realizar las oraciones, a pesar de la dificultad para comunicarse, después se le encargaría el liderazgo de un grupo infantil. Mientras cursaba su educación secundaria en el colegio Jean Piaget, tomó un curso de teatro estudiantil, donde fue perdiendo el miedo de hablar en público y su problema de lenguaje desapareció.

Durante su primer año de bachillerato, su participación activa en las actividades de su parroquia fue motivo para que un seminarista le consultara si deseaba ser sacerdote, fue allí cuando él recordó lo que había sentido antes de su Primera Comunión. Continuó su duda acerca de servir a Dios en el sacerdocio, mientras seguía con su vida normal. Antes de terminar sus estudios en el colegio, el P. César Piechestein llegó a su parroquia y a él le consultó sobre la decisión que debía tomar, ya que en aquella época Jimmy tenía enamorada. Un mes más tarde, habiendo terminado la relación, se dedicó a prepararse para ingresar al seminario.

Durante su etapa de formación sacerdotal le gustaba cantar a menudo, pero a uno de sus compañeros no le gustaba su tono de voz, Jimmy hizo un trato con él y le prometió que si no podía ingresar al coro del seminario no volvería a cantar. En las audiciones fue admitido y tiempo después se convertiría en el líder del mismo. Tras el inicio de la pandemia, Jimmy fue enviado a ayudar en la parroquia San Alejo junto al P. César Piechestein, para luego ser enviados a la iglesia Nuestra Señora de Czestochowa en donde sirve actualmente.

De su etapa como diácono, recordó a las muchas personas que acudían a su despacho con el ánimo de ser ayudadas espiritualmente, a las cuales no podía servir completamente por no estar en capacidad de confesarlos. Con su ordenación sacerdotal afrontará el compromiso de trabajar con perseverancia por sus fieles.

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