Elaborado por: Kevin Yépez Morán
Guayaquil, (DCAG).- Coincidiendo con la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el pasado domingo 3 de mayo, las Misioneras Eucarísticas de Nazaret (MEN), dieron inicio a su año jubilar con motivo del centenario de la fundación de esta congregación. Este tiempo de gracia se extenderá hasta el 3 de mayo de 2021, al cumplirse el primer siglo de institución de la comunidad creada por San Manuel González en Málaga.
Este santo español, marcado para siempre por el encuentro con Jesús Eucaristía en un Sagrario abandonado, ocupó cada instante de su existencia con un solo fin: eucaristizar, es decir, acercar a todos a la Eucaristía, sobre todo a quienes más solos y abandonados se sentían. Por eso se conoce a San Manuel como “El apóstol de los sagrarios abandonados”.
Es a través de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, que se continúa haciendo vida este carisma eucarístico reparador y se sigue con la misión de anunciar al mundo el Evangelio de la Eucaristía.
En la actualidad, conforman una congregación religiosa apostólica de Derecho Pontificio, que recibió la aprobación de la Santa Sede el 30 de agosto de 1960. Además, cuenta con veintinueve casas distribuidas en nueve países: Argentina, Cuba, Ecuador, España, Italia, México, Perú, Portugal y Venezuela.
En Ecuador, las “Nazarenas” cuentan con una casa sede en Quito y otra en Guayaquil, desde donde las hermanas, siguiendo las instrucciones generales de la comunidad, han iniciado esta celebración abriendo las puertas de sus capillas y colocando una imagen del rostro de Jesús junto a la cita bíblica “Yo soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo”.
María Antonia Moreno, superiora de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret en Guayaquil, explicó que, debido a los estragos de la pandemia en Ecuador, se han suspendido algunas actividades previstas durante este jubileo. “Aun así, durante el primer día, hemos querido sembrar una semilla de frutos en nuestro patio, como un acto de fe y símbolo de mirar hacia el futuro con esperanza”.
La congregación hace un llamado al mundo entero a orar e implorar al Señor su gracia sanadora, para que la situación provocada por el coronavirus alcance ya su fin y se logre la estabilidad personal, familiar y social de nuestros pueblos.
