Jesús pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?”; y, luego a ellos: “y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. (Cfr. Mt 16, 13-17).
Para la gente, Jesús es uno de los profetas: Juan Bautista, Elías o Jeremías. Para los discípulos, en cambio, es “el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, tal como lo confiesa Pedro en nombre de ellos.
Jesús también hoy nos interroga: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Para muchos, Jesús es una doctrina, una energía, un sentimiento, un líder social, un personaje mítico o un gran maestro espiritual, entre otras ideas.
Pero Jesús no se contenta con lo que los otros piensan de él; quiere saber nuestra posición. Por eso nos interroga: y “ustedes ¿quién dicen que soy?”.
No se trata de repetir conceptos aprendidos en la catequesis o en la familia, sino de responderle desde la vida diaria. Por eso deberíamos preguntarnos: ¿quién es Jesús en el hogar, en el trabajo, en el estudio, en la calle, en el estadio? ¿Quién es Jesús cuando todo va bien o el fracaso nos sale al encuentro? ¿Quién es Jesús en la salud y en la enfermedad? ¿Quién es Jesús en la alegría y en la tristeza? Jesús espera una respuesta personal de nuestra parte.