Guayaquil, (DCAG).- Eduardo Méndez Sandoya nació en Guayaquil. Es el mayor de cuatro hijos de una familia católica que les inculcó a la oración diaria, el rezo del Santo Rosario, el cuidado de la conciencia y la diferencia entre el bien y el mal. Su infancia y adolescencia estuvo apegada a la comunidad “Sagrados Corazones», trabajando con la pastoral juvenil en el tema de las vocaciones.
Tras doce años de haber acompañado a los jóvenes a discernir su forma de servicio a Dios, fue su turno de preguntarle al Señor si debía servirle a través del Sacerdocio. En 2012 ingresó al Seminario Mayor de Guayaquil de donde atesora su formación académica, espiritual, humana y comunitaria. Tras su ordenación como diácono en 2019, inició su servicio en la parroquia Niña María, junto al P. Alberto Raad.
“Ha sido un camino de constante discernimiento personal durante estos nueve años de formación para decirle sí a Cristo todos los días”. Su familia ha sido otro de los pilares fundamentales en su recorrido hacia el sacerdocio, Eduardo cuenta que mientras su madre se encontraba frente al Santísimo Sacramento del Altar le pedía a Dios sacerdotes santos, sin imaginarse que uno de sus hijos sería escogido por el Señor.
Eduardo también invita a los jóvenes a preguntarle a Jesús frente al Sagrario sobre su forma de servirle, “como cristianos sabemos que tenemos dos: el matrimonio y la vida consagrada, y es Él quien tiene que darte la respuesta y no hay que tener miedo porque el camino al cielo es la felicidad y por eso nos ha creado y nos ha llamado a esta hermosa familia que es la Iglesia Católica”.
Influenciado por las palabras del Papa Benedicto XVI de no ser ordinario en el costumbrismo buscará trabajar desde el sacerdocio dejándose sorprender por Dios y rindiéndole cuentas a Él por su labor como pastor, además pide a los fieles orar por los sacerdotes y su compromiso de palabra y obra en el servicio divino.
