“Vivir la experiencia de la guerra es fundamental como sacerdote”

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El P. Yovane Cox logró construir una iglesia, una escuela y un hospital en Bema, Centroáfrica.

Guayaquil (DCAG).- El P. Yovane Cox, director de Obras Misionales Pontificias (OMP) de Ibarra, se encuentra de visita en Guayaquil para compartir su experiencia como misionero en Centroáfrica, un país en donde vivió la alegría de evangelizar en la ciudad de Bema, pero también los peligros de una guerra civil entre musulmanes y otros grupos armados.

Desde su natal Calingasta en la región de Vicuña (Chile) tuvo una cercanía con grupos de laicos misioneros, donde se dio cuenta que esa es la misión principal de la Iglesia, la de propagar el Evangelio a los rincones más alejados del planeta y en donde suelen haber muchas condiciones adversas como guerras, otros credos religiosos o la falta de servicios básicos y alimentación.

A inicios del nuevo siglo, Yované tiene la oportunidad de participar como misionero en la isla Puná donde trabajó por unos meses para luego iniciar sus estudios como sacerdote y por intervención de un misionero camboniano, Mons. Juan José Aguirre, viaja a culminar su formación sacerdotal en la diócesis de Bangassou en Bema (Centroáfrica) donde un obispo español le daría la misión de fundar una parroquia en la ciudad, donde confluyen cristianos, protestantes, musulmanes y otros credos; donde los servicios básicos de agua, electricidad, educación, salud y transporte eran casi inexistentes.

Inició con la construcción de la parroquia Espíritu Santo, donde toda la comunidad colaboró con la elaboración de los ladrillos, madera y la mano de obra. Ocurrió igual con el colegio San Francisco Javier y un hospital básico donde el sacerdote se sorprendió al ver a personas de distintos credos trabajar en conjunto por el bien común, ya que asistían a educarse en la fe y en lo académico niños y adultos cristianos y musulmanes.

“Vivir la experiencia de la guerra es fundamental para descubrir lo pequeño que uno es y como Dios va conduciendo su camino, a pesar de las dificultades de la vida. A mí me sirvió para darme cuenta que uno no es superhéroe por ser misionero, qué es estar en África y hacer de todo: partero, ambulancia, enterrar a los muertos, etc. Pero lo fundamental es ser testigos de Cristo en medio de las situaciones que a uno le toca vivir”, expresó el padre Cox.

Otro de los recuerdos que tiene de su misión es haber podido ayudar a que la Iglesia se enterase de la situación bélica que se vive en el país africano y lograr que el Papa Francisco haya elegido este país en guerra para iniciar el “Año de la Misericordia”.

Fueron trece años de servicio en el corazón del continente negro, donde tuvo que aprender la lengua, dejar sus prejuicios y entender las tradiciones y la forma de ver la vida de los que de convertirían en sus “hijos espirituales”, con quienes tuvo que huir al Congo por varias semanas y regresar a ver lo que quedaba de su parroquia. Dado el peligro de estar entre el fuego cruzado, actualmente se encuentra en la diócesis de Ibarra.

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