Conferencia Episcopal se pronuncia sobre los casos de corrupción

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Quito. La Iglesia Católica del Ecuador se pronuncia sobre los casos de corrupción en el país.

Guayaquil, (DCAG).- La Conferencia Episcopal del Ecuador se pronunció el pasado sábado, sobre los casos de corrupción suscitados durante la pandemia del Coronavirus; a los que califica como crímenes y pecados de muerte. También expresa su solidaridad con el pueblo ecuatoriano y lo anima a construir un país mejor.

El Arzobispo de Guayaquil, Monseñor Luis Cabrera, explica que: “la razón principal de esta carta dirigida al pueblo que peregrina en el Ecuador es que somos parte de esta sociedad y, por lo mismo, ninguna realidad nos es indiferente; más aún, como Iglesia, estamos llamados a ser sal de la tierra, luz del mundo y fermento de un nuevo estilo de vida”.

En el comunicado se expresa el “sentimiento de dolor y cercanía” de la Iglesia hacia el pueblo ecuatoriano, especialmente a los afectados por la pandemia y que fueron abandonados a su suerte. Se menciona en el escrito que los casos de corrupción no sólo han salpicado al Estado, sino a todos los estratos sociales; siendo este un problema que se ha venido arrastrando desde hace mucho tiempo.

Además de denunciar la corrupción, hace un llamado a revisar nuestros comportamientos, con el fin de evitar caer en esta clase de delitos. “El derecho a la vida, don de Dios, y la obligación de preservarla, se ha convertido en un miserable negocio”, expresa la carta. Al tiempo que lamenta que mientras los delincuentes se dan lujos con el dinero que nunca regresará; el pueblo es víctima del engaño, la burla y la vulneración de su derecho a la vida y la salud.

Se detalla que el escenario político y económico del Ecuador merma los recursos que pudieron ser utilizados para el equipamiento de los hospitales, la contratación de profesionales de la salud, la compra de medicina y equipos médicos que pudieron servir para atender a los miles de pacientes durante la emergencia sanitaria por el Coronavirus.

También cita las palabras de Juan Bautista y del Papa Francisco sobre el estilo de vida que deben llevar los miembros de la función pública, cuyo sinónimo debe ser la honestidad y la justicia. “La corrupción es un crimen que condena a muerte a muchas personas necesitadas”, además de menoscabar las oportunidades y ahondar la incertidumbre de los fieles sobre el futuro de nuestra patria.

La Iglesia condena la corrupción como un pecado mortal, contraria a los valores cristianos y cuyo clamor será escuchado por Dios. Pidiendo investigaciones más exhaustivas y que todo el dinero robado se devuelva, Monseñor Cabrera considera que: “muchos católicos aún no logran integrar los valores éticos y espirituales en la vida familiar, social, política y económica”, y añade la importancia de “la necesidad de vivir una espiritualidad integral que abarque todas las dimensiones del ser humano: personal, familiar, social, política y económica”.

El documento también invita a los ciudadanos a comenzar a actuar de manera honesta, justa y solidaria en todos los aspectos de la vida, sobretodo si se tiene la tarea de cuidar y administrar los bienes públicos.

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