Jesús invita a sus seguidores a confiar en su Padre. Por ello les dice: “pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá”.
La confianza en el Padre no es una actitud ingenua y pasiva de esperar a que lleguen tiempos mejores. La confianza, según Jesús, se basa en tres actitudes activas y perseverantes: pedir, buscar y llamar (tocar).
Pedir es propio de quien no puede conseguir una gracia con sus solas fuerzas. La actitud de pedir surge de la consciencia de la fragilidad e indigencia, liberada del orgullo o la autosuficiencia; de una Iglesia que no pide protección a los poderes de este mundo, sino que pone su confianza en el Padre.
Buscar es moverse hasta alcanzar lo que deseamos. Frente a las contradicciones y dificultades, no podemos quedarnos estáticos. Es necesario buscar nuevos caminos para anunciar el Evangelio en nuestra cultura moderna.
Llamar es gritar a alguien que nos puede escuchar y atender. Jesús llamó al Padre en la soledad de la Cruz. Hoy, en que la fe de no pocos cristianos se ha obscurecido, es necesario llamar al Padre para que nos ayude a proclamarla, celebrarla y vivirla, en medio de las dificultades cotidianas.
Pedir, buscar y llamar: tres actitudes que nos ayudan a confiar en el Padre.
