Confianza

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El libro de Job, el salmo y el Evangelio nos hablan del mar que, cuando el viento sopla, se producen tormentas capaces de hundir cualquier embarcación.

En estas circunstancias, aparentemente, Dios no interviene, lo cual desconcierta y llena de angustia. Pero la misma Palabra se encarga de explicarnos que no es así. El libro de Job nos dice que Dios pone límites al mar para que la arrogancia de sus olas no haga daño. El salmo 106 afirma que Dios libra de los apuros a los que le invocan; y el Evangelio nos presenta a Jesús diciendo al mar: “cállate, enmudece”; y el viento cesa. Pero también pregunta a los discípulos: ¿por qué tienen miedo?

Nuestra vida personal, familiar y social es comparada con una barca en medio de un mar tormentoso. En estas circunstancias, nos sentimos zarandeados y mareados por la fuerza de las olas. Los vientos amenazan con hundir nuestras vidas. Es el momento del miedo y de la angustia; pero, para quien cree en la presencia de Dios, es el tiempo de la confianza y de la paz, de la certeza de que no nos dejará perecer.

Jesús también hoy se dirige a nuestro corazón agitado para liberarnos del miedo y de las dudas. Es así como las tormentas de la vida se apaciguan, vemos más claro el horizonte y seguimos adelante con la firme convicción de que Jesús a cada ola fuerte le dice: “cállate”.

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