La enfermedad y la muerte son los límites con los que nos encontramos casi todos los días de nuestra existencia; ¿quién de nosotros no ha estado en estas circunstancias?
La enfermedad, en tiempos de Jesús, era considerada una maldición o un castigo por causa de algún pecado. Por este motivo, nadie podía acercarse a un enfermo ya que corría el riesgo de quedar impuro. Los enfermos eran aislados de la familia y de la sociedad.
El Evangelio nos habla de dos mujeres enfermas. Una joven de 12 años, hija del jefe de la sinagoga, y una mujer que había oído hablar de Jesús. En los dos casos, la curación se da por la fe que tienen en Jesús. En el primero, el padre pide a Jesús que la cure; y, en el segundo, es la misma mujer que se acerca, toca su manto y obtiene la salud.
Estos hechos nos invitan creer en la fuerza salvadora de Jesús, quien quiere no solo curarnos si tocamos su manto, sino también desea alimentarnos con su cuerpo y su sangre.
Las palabras de Jesús: “a ti te lo digo, levántate”, también, son para nosotros. Él quiere que nos levantemos del desánimo, de la pereza, de la tristeza. Pero, para ello, debemos creer no sólo cuando hay esperanza, sino incluso cuando todo aparentemente es irremediable. ¡Basta que creas!
Guayaquil (DCAG).- La Red Educativa Arquidiocesana (REA) cuenta con cuatro unidades educativas que impulsan la educación inclusiva en distintos sectores de la ciudad. Este modelo busca atender las necesidades de aprendizaje de todos los niños, jóvenes y adultos con especial énfasis en aquellos que son vulnerables a la marginalidad y la exclusión social.
Las escuelas inclusivas que pertenecen a la Arquidiócesis de Guayaquil son: San Joaquín y Santa Ana, Unidad Educativa Santiago de las Praderas (UESPRA), Consolata y Huayna Cápac.
Estas instituciones cuentan con herramientas y la metodología necesaria para que el alumno pueda elevar su autoestima y logre desarrollar su confianza, vocabulario y convivencia.
El propósito de la educación inclusiva es permitir que los docentes y estudiantes se sientan cómodos ante las distintas capacidades y la perciban no como un problema, sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer el entorno de aprendizaje. El término incluir implica que el equipo educativo pueda aplicar el currículo de educación inicial y general básica, pero con las adaptaciones necesarias y con metodología adecuada. Es decir, sin usar las técnicas de conferencia, dictado, ni transcripción, sino con trabajo grupal, gestualidad, corporalidad e integración sensorial para compensar las dificultades en la oralidad.
En Guayaquil, según el listado del Ministerio de Educación, solo existe una escuela pública inclusiva.
Guayaquil (DE).- “En este momento tenemos 52 seminaristas. Esperamos que respondan de una manera alegre y valiente.”
Hay sacerdotes que dejaron de ejercer el Ministerio por problemas de salud, varios se jubilaron, otros volvieron a sus países de origen y algunos fallecieron. Esta situación puso en apuros a la Iglesia en Guayaquil, pues esas ausencias ocasionaron que algunas parroquias quedaran vacantes. El monseñor Luis Cabrera Herrera, arzobispo de la ciudad, cuenta a EXPRESO cómo han tratado de resolver esta escasez y habla también sobre la imagen de la Iglesia.
- ¿Existen parroquias vacantes en este momento?
- Por el momento hemos logrado cubrir las que estaban vacantes. Este año, ocho sacerdotes fueron enviados como párrocos a las distintas vicarías. Lógicamente debemos pensar en muchos otros sacerdotes que están ancianos y que muy pronto se jubilarán.
- ¿Cómo lo resolverán? - Tenemos la Pastoral Vocacional. Hemos iniciado en las parroquias, con los monaguillos, con los grupos juveniles y con los catequistas jóvenes para lograr que animen y acompañen en el proceso de discernimiento para ver si alguien recibe el llamado del Señor y se decide a entrar al Seminario.
- ¿Cuántos sacerdotes hay en la ciudad?
- Diocesanos existen 216. A ese número hay que añadir a los sacerdotes que pertenecen a comunidades religiosas, por ejemplo, franciscanos, dominicos, redentoristas, salesianos... Estamos hablando de unos 80 más, pero son sacerdotes que llegan y se van, son itinerantes. Es una presencia importante, pero que siempre está en movimiento. En tal caso si miramos el número de sacerdotes y los comparamos con el de la población siempre nos faltan.
- ¿Cuántos faltan?
- No podemos olvidar el fenómeno migratorio. Guayaquil ha ido creciendo de una manera vertiginosa y eso ha hecho que las parroquias de un día para otro crecieran demasiado. En una parroquia donde había unas 500 personas o 1.000 ahora tenemos 5.000, 10.000, 15.000 o 20.000. Si vamos a pensar en que para que una parroquia sea bien atendida, debería tener de 500 a 1.000 personas, pero tiene 15.000 habitantes, entonces necesitamos 15 sacerdotes y solo tenemos uno.
- En otro tema, según una encuesta del INEC de 2012, ocho de cada diez ecuatorianos que decían tener una filiación religiosa, eran católicos, pero al parecer eso ha variado mucho...
- No me interesan tanto las estadísticas, yo apuesto más por los compromisos, la gente que quiere comprometerse a un estilo de vida más lleno, más pleno, que ayude a los demás. Hay que apostar por las pequeñas comunidades, por los pequeños grupos y eso no podemos descuidar.
- Y hay una imagen que limpiar ante denuncias de casos de abuso infantil cometidos por miembros de la Iglesia...
- Siempre uno ve más los lunares que existen en la persona, que la belleza, que la grandeza o que la bondad. Es verdad que un porcentaje mínimo ha cometido ese tipo de delitos, pero también hay mucha gente digna de reconocer. Aquí en Guayaquil, solo por hablar de las obras sociales, en el campo de la salud tenemos más de 23 dispensarios médicos, además de 29 instituciones educativas y un banco de alimentos.
Cortesía: Diario Expreso